martes, 7 de abril de 2009

Por qué soy tan inseguro de mi mismo? Durante tanto tiempo me creí distinto al resto. Que nací con un don de inteligencia que no todos poseen, que me llevaba a entender las cosas de una manera siempre superior, más completa. Pero es en el ahora que la realidad ya casi insoportable de soportar me demuestra cruelmente que es todo mentira. Que mi castillo estaba hecho sólo de naipes, y que una simple ventisca de fracaso me lo desplomó.
En cierto modo soy demasiado joven para recaer en estas conclusiones que también mágicamente dejan de serlo, para de momento convertirse en una realidad; por otro lado llegan a tiempo, para con la fuerza de la juventud como única potencia para poder modificar el transcurso de mi vida. Pero para qué? Para quién? Si no hacemos más que para recibir la aceptación de alguien, la aprobación y el afecto. Que por otro lado me reconozco demasiadas veces como no merecedor de tal, por tampoco verme capacitado para hacer feliz a nadie que esté a mi lado... Por mi manera de pensar... Que ya no es un don... Las luces se apagaron. Me cubren las penumbras de la soledad, de la incomprensión; es un castigo imposible de ignorar. Imposible ya de combatir con la soberbia, el despotismo y el delirio de grandeza que siempre me caracterizó en mi lucha contra todo lo que me afecta, que pocas veces demuestro en realidad... Es mucho más facil ponerse la careta de la dureza y la frialdad.

Tengo el alma triste. Pero eso no me da derecho a entristecer la de quienes me quieren. Quienes todavía me quieren... No queda otra, hay que poner en práctica la archiutilizada y al extremo cursi frase consoladora de desconsolados "Hay que seguir adelante".

Hay que seguir buscando. Hay que seguir intentando. Cuando ya no pueda entender, significará que estaré preparado para el trayecto final...

viernes, 6 de febrero de 2009

Introducción

Por qué angustias del alma?
Hay sensaciones que van más allá de la soledad provocada por el abandono del amor. De la pérdida de una persona querida momento en el cual no hay hombro donde apoyarse.
Hay momentos de la vida donde nos encontramos inmersos en situaciones que nos oprimen de tal manera que se nos hace prácticamente imposible encontrar una salida. La mochila del sinrazón, obligada de llevar aumenta su peso. Nos aleja del entendimiento. De las razones para seguir. Para que? Para quien?
Los años de mi vida, mis vivencias, las ajenas, me llevaron y me llevan a generarme este tipo de preguntas de muy difícil respuesta. Siquiera se si las tienen. Pero que por si solas imponen ese enigma en cada uno de nosotros. Ese vacío inentendible, incontenible; sufrimiento que nos ciega a toda posibilidad de poder estar mejor.
Mientras tanto podemos intentar acompañarnos con ideas e interpretaciones que de alguna manera nos haga un poco más llevadero lo real en cada uno. Sin más: Las angustias del alma.